Jugar para aprender, conectar y acompañar.
El verano llega cargado de tiempo libre, expectativas familiares y, muchas veces, una presencia excesiva de pantallas . Pero la infancia no necesita más estímulos visuales, necesitan experiencias reales, momentos compartidos y juegos que de verdad dejen huella. Este verano quiero proponerte algo diferente: recuperar el valor del juego como alternativa consciente, educativa y emocional a las pantallas. Jugar no es perder el tiempo. Muchas veces subestimamos el poder del juego, lo consideramos "una pausa" del aprendizaje. Sin embargo, el juego en sí mismo es un motor para el desarrollo infantil : - Activa el cerebro. - Fortalece el vínculo. - Favorecer el lenguaje, la imaginación y muuucho más. Con solo observar cómo dos niños inventan juntos una historia, resuelven un conflicto en el juego o descubren una nueva palabra, podemos ver cómo están trabajando múltiples habilidades cognitivas y sociales. Durante este mes, quiero mostrarte d...