Educadora Social en el ámbito educativo.
Hoy escribo mi diario. Soy educadora social, y miles de veces he escuchado las pregunta de ¿eso qué es?, o las caras de “UPS”, cuando no se atreven a preguntar.
A pesar de las dificultades, la falta de visibilidad y un montón de obstáculos y barreras que se nos ponen por en medio del camino profesional, yo amo mi profesión.
La figura del educador social juega un papel fundamental en el ámbito educativo, de hecho creo firmemente en la gran aportación y el beneficioso inmenso que nuestra figura proporcionaría dentro de las aulas, trabajando mano a mano con los docentes, los alumnos y sus familias.
El bienestar de los niños y niñas es la base de su éxito académico y para poder desarrollar todas las habilidades y competencias necesarias para ir escalando ciclos.
No me voy a meterme hoy con el sistema educativo, solo diré que bastante obsoleto está, como para seguir haciendo lo mismo de siempre.
Todos los niños son únicos, todos aprenden de forma distinta, a un ritmo distinto y necesitan de unas herramientas o recursos diferentes para entender la materia 100% y aquí entramos nosotros, los educadores sociales. Las aulas están llenas de niños y niñas, que el profesor, gracias a este “horroroso sistema educativo” tiene que sobrellevar dando la materia sin poder detenerse, y nosotros podemos ayudarles a reforzar esos contenidos, ayudar a los niños en sus tareas, fomentar valores y habilidades sociales y emocionales para que se sientan seguros y capaces.
No solo nos basamos en dar talleres de habilidades sociales, también podemos ofrecer técnicas de estudio, recursos para avanzar en la adquisición de los contendidos que se van viendo en clase, podemos ofrecer el ejemplo que necesitan para favorecer sus relaciones entre iguales y con el resto de la comunidad educativa.
Además, el educador social puedes ser la unión perfecta y necesaria entre la escuela y la familia. Hacerles partícipes a los padres del proceso educativo de sus hijos e hijas, enseñándoles la importancia de comprender las necesidades y ritmos de los mismos, para que puedan guiar y acompañar desde casa las tareas educativas, en caso de tenerlas. Potenciando y favoreciendo juntos nuevas competencias y habilidades necesarias para mejorar su largo camino educativo.
Un camino, que se hace más ameno si vamos eliminando barreras en lugar de ponerlas.
La individualización es casi imposible dentro del aula, y sacarlos fuera de ella, a veces es inviable o no se hace cuando verdaderamente se necesita. Por ello, el educador social es el eslabón perfecto para acompañar las dificultades educativas de los alumnos, porque seamos realistas, si una clase está compuesta de 20 niños, estoy segura de que los 20 no necesitan esta guía. Que siempre tendemos a exagerar, con lo fácil que es observar la realidad.
No, no somos profesores, y no, no damos clases magistrales. Somos apoyo, guía y soporte, para hacer frente a las dificultades, trabajamos en equipo, no competimos. Queremos crear un entorno escolar seguro y agradable, donde todos los niños, niñas y adolescentes sientan el apoyo y la seguridad que necesitan, para mejorar su proceso educativo.
Está imagen representa para mí, como debería ser la etapa educativa:
Es imprescindible, que el centro sea el niño o niña, y que la familia y la escuela, su profesor, su orientador, la dirección, se mueven con el único objetivo de aportar el acompañamiento integral que necesitan en cada etapa. Aportar seguridad, respeto y confianza, no solo por facilitar su aprendizaje, sino por asegurar un desarrollo óptimo en todas las áreas de su vida y evitar conflictos que puedan seguir sumando obstáculos.
Hoy dejo una parte de quien soy, de cuales son mis metas, mi objetivos, y mi sueño es conseguir una escuela llena de respeto y acompañamiento. Una infancia y adolescencia segura, sin temer a las comparaciones, a las notas numéricas, disfrutando del aprendizaje, la experimentación, lo nuevo.
¿Me ayudas a conseguirlo? ❤
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